Las versiones de Oaxaca pueden ser desde la mía hasta las más elaboradas, tengo una simple: he visto grandes anuncios (no de lo que conocemos en el norte de México como espectaculares) que dicen “Estas tierras son tierras comunales”. Mucho de eso explicaría el tequio, pero esa forma de vivir, de ser conscientes, de saberse autónomos, carece de sentido ante una cosa que poco tenemos en el norte: el sentido de la identidad.
Como que eso es lo que he estado trabajando en mis poemas recientes, en mis cuentos (novedad que me sorprende porque apenas la experimento). En mi vida apenas he escrito algunos cuentos que he compartido con Juan José Macías, Javier Acosta y José Arturo Burciaga. Aquí un extracto del último.
Pero regresando a esto de Oaxaca: sabedores de los efectos de la globalización, de la expoliación capitalista y demás artilugios de la postmodernidad, las gentes de aquellas tierras tienen un excelso gusto por el mezcal, por saber entregarse.
Aquí una postal, que subo hoy que gane una apuesta con estodel futbol, se trata de un campo de juego de pelota.
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