viernes, 16 de enero de 2009

Shakira, las de la intución

Reconozco que me gusta la música de Yanni: cuando trabajo con un conjunto de datos interesante (en el que uno pueda encontrar patrones, cosas de esas que de pronto dicen algo así como que este mundo tiene la posibilidad de no ser de este mundo, sino de un mundo de dioses). Es entonces que uno se acuerda de los pitagóricos y piensa uno como ellos “me cai que si, todo está fríamente calculado, todo es predecible: alguien lo planeo”, como la música de Yanni: carce de sucesiones con saltos abruptos, y lo interesante son los solistas que trae; tiene (por ejemplo) una violinista que, cuando la escuchas te propone retos que a veces no logras adivinar. Pero decía de cómo suelo encerrarme con esos conjuntos: algo de música y entre ella se filtra (de una manera totalmente predecible música de Yanni, hago verdaderos híbridos, (mazacotes) acústicos: Mozart, Ludwig, Kraftwerk, Jearre, Bond, etc(…), entonces: el otro día algo de la música que puse en la lista de reproducción incluía a Shakira, pero no era solo la pista, traía el video de “las de la intuición”, bastante chido. Me llevó a evocar las edades de la lencería: tiene en la coreografía un instante en el que se miran sus calzones por completo, algo que ya casi no se ve en estos tiempos, ahora se ve más nalga, es adorable mirar cierta lencería.
Otra de las cosas que me encantó del video es el peluquín que usa, muy al estilo de Stephanie, personaje de Lazzy Town, serie del Discovery Kids; ese tipo de peluquita se deja ver en los videos recientes Britney Spears y Christina Aguilera, ninguna de las dos me ha impresionado. Atrapa la vista el rosáceo de los pómulos de Shakira: adivinablemente tersos, soportablemente intangibles. En una secuencia del video aparece encerrada en un plástico, como si estuviese atrapada dentro de un condón de dimensiones colosales. Vi el video una, otra y otra (…) y otra vez y sucede que me dio para un par de textos (los que luego postearé). Por cierto, una cosa muy chida que encontré es una chica de nombre Duffy, su disco Rockferry es digno de ser escuchado para solaz y regodeo. Tiene una voz de diosa de los 50's.



Es una diosa, y también lo es Karen Briggs:
la violinista de Yanni, quien además de tocar chido, baila y hace un pizzicatto del demonio. Este es un clásico, el del Acrópolis (no la cafetería de Z).




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(...)

We can’t go on together
With suspicious minds
And we can’t build our dreams
On suspicious minds

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Apócrifo en sentido estricto: "textos no recogidos en la lista de las Escrituras". Eso es lo que escribo.

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