Un abrazo para todos.




Este es el cuadro que Chucho Reyes donó para el catálogo. Soy su fan, nadie, ni siquiera él mismo puede manejar el color con tanta maestría, y eso que en éste trabaja con el más fácil de manejar, lo que implica otra dificultad.
Jesús Reyes Cordero.
Tenis Rojos.
Aguatinta y aguafuerte (17x24 cm)
En 1736, Leonard Euler publicó Solutio problematis ad geometriam situs pertinentis (Traducción: “La solución de un problema relativo a la geometría de la posición”) que incluye la solución al famoso problema de los puentes de Königsberg. El título da pistas de que Euler sabe estar trabajando con una matemática diferente en la que la geometría conocida ya no es importante. Ahí hace alusión a Leibniz diciendo que “el primero que mencionó la otra parte (de la geometría), hasta entonces desconocida, fue éste, el cual la llamó geometría de la posición. Leibniz determinó que esta parte se tenía que ocupar de la sola posición y de las propiedades provenientes de la posición en todo lo cual no se ha de tener en cuenta las cantidades, ni su cálculo(...)” Euler hacía una clara alusión a los inicios de lo que hoy conocemos como topología.
El próximo miércoles 26 se presenta el cartel del mes de Noviembre que con motivo del homenaje a Manuel Felguérez se están publicando. Los textos corren a cargo de Eduardo Salinas y de Antonio Reyes Cortés, la ilustración será del pintor José Esteban Martínez. Es en el centro de la gráfica a las 20:30 (cerca de la fuente de los faroles).
En 1998 se publicó la antología 23 muchachos en el mar de los feacios, libro en el que aparecíamos como poetas (si mal no recuerdo) el ahora Licenciado Ricardo Barajas Pro, Maestro Efrén Alfonso García Botello, Doctor Javier Acosta, Maestro Juan Manuel Bonilla Soto, Doctor José Arturo Burciaga Campos, Maestra Claudia Isela Rodarte, y yo. Estoy seguro que en la parte de ensayo figuraban Sigifredo Esquivel Marín y Juan Horacio Garibay, y en la de narrativa Gonzalo Lizardo. Era una época en la que abundaban las antologías y francamente, había poco de donde escoger. No recuerdo si en 1996 o 1997 aparecieron otras antologías, una hecha por el profesor Veremundo Carrillo y la otra realizada por el extinto Severino Salazar. Estas antologías no se la jugaban con nadie, recogían a gente que ya tenía cierta cantidad de publicaciones y que ya eran parte del jet set literario zacatecano vivo y muerto.En el itinerario del poeta figuran esencias, hábitats y efectos que demarcan la manera en la que ha de realizar el vaciado del poema
Escribo en el lugar donde nací: aquí.
Juego desnudo de la inocencia y el desierto.
El reverso de la oscuridad se presta,
su piel es áspera y se adhiere a la memoria
(Tríptico para una noche estrellada)
Esa vida que el poeta le da a las cosas tiene la marca de lo trascendental: aquello que es simplemente aleatorio en el mar de lo causal se convierte en un marasmo de conceptos que está más allá de lo probable en el mundo de las posibilidades que el poeta tiene en su haber. Ahora (por ejemplo) el acto de andar se redimensiona para ser mucho más que la cotidiana sucesión de movimientos paso-paso; ahora es además de eso el andar combinado con un conjunto (finito) de actos (verbos) de lo humano; imaginemos las combinaciones posibles entre algunos cuantos actos S={pensar, ver, oír, oler, hablar, jadear, dudar} y andar, contabilicemos el total de acciones que simultáneamente se pueden llevar a cabo, si realizamos 3 de ellas seleccionadas solamente de este conjunto, digamos por ejemplo la combinación ver-oír-oler o bien andar-jadear-dudar, en estas condiciones es posible que realicemos alguna de 35 acciones posibles. Es decir, que si realizáramos ejercicios combinatorios entre las posibles acciones detectadas en el libro de Daniel, tan sólo en un poema tendríamos 2002 posibles escenarios, (para este ejercicio aleatoriamente he seleccionado un poema: Escotista): en el texto hay 14 verbos y 5 cortes estróficos, si pensáramos que en cada una de las estrofas el poeta quisiera generar todas las acciones combinadas, el total resultaría ser el número a mencionado.
El poema, en particular, pudo haber tenido alguna de 2002 formas de llegar a este instante (formas coherentes o incoherentes). Añádase ahora el hecho de que existen distintas relaciones verso a verso, así como las posibles lecturas y juegos que el autor realiza con nuestras versiones a partir de nuestra lectura. Pero la causalidad del poeta permite al poema llegar de la manera en la que Daniel nos lo ha entregado.
El libro de que hoy presentamos me muestra un transitar de lo pagano a lo posible: una suerte de walking around al filo de la navaja, antes de la caída que resolverá o no la redención del constructo que el poeta ha hecho consigo al escribir y además decir su visión de un algo en el que más adelante abundaré.
Pero antes de continuar hablando del libro quisiera comentar de las ilustraciones que le acompañan: son 6 con técnicas destinadas al papel (como a veces son los poemas): azúcar al aguafuerte, aguafuerte. Realizadas por Verónica Gómez, corresponden a las series Territorios de libertad y Ciudad de la memoria. Nunca me han gustado los libros de poesía que incluyen ilustraciones. En este caso se crea un contraste por momentos afortunado: el color (no sé si) naranja y el diseño que tienen las separaciones de cada una de las seis partes en las que se divide el libro, las enmarcan en un caer asintótico desde nada y hacia lo no definitivo, tal como son los espacios duales en los que conceptualmente se mueven: Territorios-Ciudades y Libertad-Memoria, yendo de lo múltiple a lo singular, es decir, adivinando una interiorización de la posibilidad que le crea la abstracción de lo diverso a lo singular.
La contraportada del libro nos anuncia (de manera fidedigna) mucho de lo que encontraríamos en el libro, es inevitable pensar en los oficios del devoto, pero he aquí que nos hallamos frente a una suerte de devoción verdaderamente divina: es ahora el poeta ese pequeño dios, con la posibilidad de darle el nombre de Dios al constructo que ha hecho de sí mismo. Divido en seis partes, siguiendo el itinerario oracional canónico y tomando nombres de esos oficios religiosos, el algo al que hacía alusión hace dos párrafos, es a mi entender el regodearse ante la posibilidad de creer:
Fumo, pienso en un lugar donde ya comenzó el año.
En Europa amanece ocho horas más temprano.
Amigos duermen sobre el vientre del atlántico,
y apenas preguntamos por lo que vendrá.
(de El fin de año se acerca más)
En el transcurrir del libro uno se da cuenta de la confrontación del poeta frente a un tema peligroso y complicado, peligroso en aras de hacer que poeta y poema se cuestionen uno al otro respecto de la mejor sintaxis posible; peligroso pues los temas le exigen madurez y disociación de prejuicios.
Así, Daniel debe dar la solución más parsimoniosa: de entre todos los modelos posibles ha elegido aquel en el que su poesía está en paz y atrae ese estado de gracia que sólo el devoto conocería para regalárselo al lector.
Daniel propone una escritura emancipada, que amplía y profundiza nuestro conocimiento de lo causal manifestado en el mundo, sin fijar (como pretendía la ciencia) un plan para el mundo, llevando sus límites a terrenos que usan las nociones de lo cotidiano para desdoblarlo y que echemos una mirada a la realidad negada, pero reivindicada por medio de la invención. Por ejemplo, en “El día que tu naciste”, modificar es una alternativa que desarrolla una idea poética: “la diferencia entre sepulcro y siembra es lo que cuenta”. Más adelante, la retrospectiva es lo que evidencia esa vocación recreadora en segundo párrafo de “De divisione naturae” leemos: “El humano es mediación, arcilla trenzada en luz divina”. En otra sección, esta propuesta salta entre varios poemas, en los que la exaltación por lo nemónico se materializa por la exteriorización de distintas acciones de lo cotidiano: “Fumo, pienso en el lugar donde ya comenzó el año.” (“El fin de año se acerca más”); “Hay días que el cuerpo es un incendio/y la mirada busca llaves en el cielo” (“Las nubes viajan rápido sobre esta ciudad”). Este efecto sería ineficaz si la escritura careciera de un ritmo amplio, marcado por palabras e imágenes que fluyen como un ritmo vital y que nos dejan la posibilidad de creer en seres y mundos a partir de la libertad.
La supra esencia de Dios se manifiesta entre nosotros:
(…)
Somos teofanía materializada por el pecado original.
Antes de la tentación
lo existente era limpio y puro espíritu
Ángeles, diría Rilke, peso completo de lo terrible.
El humano es mediación, arcilla trenzada en luz divina.
(en De divisione naturae)
Ahora bien, si hablé del modelo parsimonioso de los poemas del libro ello no implica que haya una separación de lo complejo: es precisamente el tema de lo complejo lo que le da unidad al libro: lo cotidiano y aquello que yace en el historial individual del poeta, tiene ahora que ver con un renegar ante un dios que apacible mira cómo sus dominios le han sido arrebatados. Entonces, orar es ineludible e impostergable: posado ante el saberse triunfal, el constructo que ha elaborado el poeta, se regodea en el mar cuántico de la pulsión pura, sin enloquecer y sin aspavientos se reconoce por encima de todo como humano que vive o padece su andar por estos lares.
Conocí a Daniel justo cuando le dieron la noticia del premio estatal de Poesía de San Luís Potosí, compartimos lectura en voz alta, no me resta sino agradecerle por este nuevo libro e invitar a ustedes a transitar en esta nueva propuesta, por las bifurcaciones reflexivas aquí delineadas.



os los personajes de Springfield: el jefe Gorgori, el señor Smithers, los puntos suspensivos y los etcéteras. Cada vez que voy a alguna presentación de libro, inauguración de exposición o uno de esos etcéteras en esta Zacatecas capital, me da la impresión de estar en el medio de esa toma. La última vez que acudí fue a la presentación de la antología de poetas que hacen Juan Manuel García, Pilar Alba y Emmanuel Magallanes. Recoge poemas de autores nacidos desde 1950 y hasta 1990.
Siempre me han intrigado los balances, el punto de equilibrio, aquello que no es ni más ni menos sino lo simplemente centrado. Es una situación de carácter universal ese asunto, pensarse (como civilización) el centro de un territorio, del mundo, del universo. Recuerdo que en uno de los cuentos de “Las mil y una noches” el gran visir preguntaba a un personaje (a quien de cuya respuesta dependía la vida) le responde “en este sitio”, me descubrió (en ese entonces) que eso era algo más profundo que la verdad, era lo trivial.
Este es un poema de Wang Wei, tomado de http://trestristestristian.blogspot.com/.






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Solo se me ocurre poner este poema de Gioconda Belli.